viernes, 26 de agosto de 2016

jueves, 26 de marzo de 2015

Se hace befa de nuestro yo, lo poco que logramos para sobrevivir se paga al precio de nuestra individualidad, de nuestras capacidades creadoras y de nuestros deseos íntimos; nos han reducido a objeto y a útil productivo, debemos recuperar nuestra individualidad; el hombre dejó de ser tal, nos llaman sujetos económicos[1] y nos asignan un número para identificarnos.


[1] De este supuesto, que es como un mandamiento, se construye el homo economicus, protagonista en la teoría del consumo, es egoísta, se justifica en la maximización de la utilidad.




Sócrates, invita a protestar contra la corrupción política. El político contempla a los jóvenes como un medio para su causa, lo importante es su causa; no los jóvenes. Si el político es ya dictador, los cerebros de los jóvenes pasan a aumentar el número de ordenadores electrónicos de que dispone el Estado; lo peligroso es que el joven piense. Platón dejó: “Un hombre libre no debe aprender nada coercitivamente”.


Lloramos de rabia, de ira, de coraje, de impotencia y gritamos contra cuantos fantasmas han llenado inútilmente el cielo que cada cual se ha fantaseado; cada día hay más gente que de nada está segura, cada hora que transcurre hay más ciudadanía en la intemperie; cada día la brecha entre ricos y pobres se hace mayor; se buscan profetas aunque sean falsos; nos come la irritabilidad, la hosquedad, el malhumor, producto de la doma a que hemos sido sometidos; tantos desean escapar.



Los sufrimientos que nos aquejan son demasiados, incontables; pese a todo, contra todo pronóstico, aunque parezca imposible, tengamos esperanza, confiemos en nosotros para superar, lentamente, los tormentos que nos imponen día a día. La situación actual hace que cada hombre tenga que salir de su casa a defenderse, en guerra feroz, para sobrevivir, una diaria batalla que desgasta, aniquila y termina por hacer que el hombre se someta y diga amén a todo, porque está cansado, agotado, sobrepasado, sin fuerzas para emprender nuevos caminos y aceptar otros desafíos, ya no desea llegar a la cima y se conforma con merodear por los valles sin acercarse a los montes. 




El manifiesto conductista de 1913, publicado por John Watson[1], fundador del Conductismo, promovía una psicología cuyo objetivo era la predicción y el control de la conducta, esto fue utilizado para sentar las bases de la escolarización moderna, la publicidad, la propaganda política, el entrenamiento militar y los ejercicios de tortura, la manipulación de masas a través del miedo; todo lo que vemos en nuestro mundo tiene como base el miedo, el miedo al cambio, el miedo al progreso, el miedo a ser tú mismo, el miedo a amar, el miedo a revelar tu ser, tus sentimientos, el miedo al mañana. Los docentes son expertos en sembrar el miedo, así fueron enseñados.
El miedo en un importante recurso educativo, una herramienta de control social; nada tiene que ver el miedo con el respeto.
El miedo lleva al inmovilismo por temor al cambio. La información es el remedio. El miedo nos hace confundir educación con amaestramiento. Los educandos deben ir a aprender sin miedo. Debemos dejar de temer a la libertad.


[1] John Watson, 1878-1958, psicólogo estadounidense.


No nos atrevemos a gritar el dolor ni el placer, caminamos de puntillas y hablamos en voz baja; no sabemos si tomar el camino de los placeres o el de los dolores, nos quedamos en la cómoda placidez de la temperatura de estufa a parafina para seguir con esta vida frívola amarrada a reglas, no nos atrevemos a hacer imprudentes idioteces, destruir la respetada estatua de yeso, asesinar al político que, a través de la pantalla, cara dura nos miente desde la comodidad de su hogar.


Luego de recorrer cielos y mares
he llegado hasta la tumba donde yaces
para analmente hablarle a tus huesos,
acepta además
la ofrenda generosa
de una orinada larga
sobre tu loza.




Es indispensable un cambio total de vida, cambiar la manera de ver la vida, cambio en el hacerse la vida, cambio para enfrentar la vida; comienza por no regalar frutos sino simientes, semillas, gérmenes, orígenes, raíces, alas, génesis, principios, comienzos, fuentes, arranque, partida, cimientos, fundamentos, abecés; ser más proactivo con los semejantes, interesarse de verdad por ellos, comenzando con el saludo de cada día, dejemos de decir las frases de siempre que han perdido su significado. Nos encadenan, el discurso político y el discurso religioso, sometidos, a base de convencimiento, dialéctica y del embrujo, retórica, si esto falla somos sometidos por la fuerza.



Escribir[1] es una experiencia íntima, espiritual, intestina, muy personal; es buscar la perfección, la maestría, el arte, una belleza mayor, de modo que si el escritor se mira al espejo tendrá al cuerpo por bien poquita cosa; es búsqueda de una belleza no perecible, sin menguantes, ni bella por una cara y fea por otra, ni bella por fuera y vacía por dentro, como la estatua de la plaza.  Escribir puede llegar a ser una aventura, es búsqueda, exploración, pesquisa, rebeldía, experimento,  ensayo, juego incierto, es no saber adónde se va llegar; es visitar el paraíso, también es confrontación con los abismos.


[1] La escritura es una transcripción, el lenguaje es oral. Escribir es representar elementos fonéticos, fonológicos, léxicos o morfológicos de una lengua o dialecto mediante un sistema de escritura.




No sigamos la huella que nos han trazado, busquemos nuestro propio camino, aunque en ello se nos vaya la vida; para ello que sean nuestras herramientas, la duda, la ironía, el humor, nuestra ignorancia consiente, “sé que nada sé”[1], la resistencia pacífica, la no violencia; una esperanza larga, más que la de Tranquilina Iguarán[2], un mundo diferente vendrá si somos capaces de construirlo, de cada uno depende; necesitamos un cambio interior, luego, perseverancia, mantenerse, renovar nuestro propósito cada día, ponerlo encima de la mesa a la hora del desayuno, ser contantes hasta el atardecer, una determinación de cambio sin odio ni violencia, resistencia pacífica, teniendo claro el objetivo; una vigilia inmutable, inquebrantable, de otro modo nunca terminarán las aflicciones que nos consumen en cada día de nuestras vidas.




[1] Sócrates de Atenas, 470-399 a. C. filósofo clásico ateniense
[2] De “Cien Años de Soledad”, Gabriel García Márquez.

lunes, 24 de marzo de 2014

Mujeres y Poesía: Entre el Gozo y el Dolor presentamos Literatura no Domesticada. En este número, la épica y lírica de Escritoras del Mundo desde países de la pena larga, que actualmente padecen las horribles consecuencias de la guerra, junto a poetisas ariqueñas.
Para ver Revista "Arica Parinacota XV" clic en siguiente enlace:

crobat.com/?d=Q53IQoo7lerluE-FSNaeOg